sábado, 13 de agosto de 2016

Proteccionismo y desempleo

En este breve artículo intentaremos explicar los problemas del proteccionismo. El artículo puede leerse en chino aquí.

Dicen desde el lado del proteccionismo que debe dificultarse o prohibirse la importación de bienes con el objetivo de "proteger" los puestos de trabajo que se generan dentro del país, que no existirían, según la retórica proteccionista, si una persona eligiera libremente importar un bien alternativo. Es evidente que se perjudica al consumidor, pero el típico argumento proteccionista va sobre el empleo.


Sin embargo, ¿qué tan profundo han analizado los proteccionistas el asunto? No demasiado. Hay dos razones concretas que refutan todo el argumento proteccionista:  

A) Las importaciones son en escencia exportaciones. 
B) Lo ahorrado se destina a la cración de otros empleos.



A) Las importaciones son en escencia exportaciones.

1.

Partamos, céteris paribus, de una situación donde las importaciones son iguales a las exportaciones, y las importaciones decrecen en virtud de las políticas proteccionistas. En este escenario, las importaciones pasan a ser a corto plazo menores que las expotaciones. Esta situación, sin embargo, es insostenible a largo plazo. Como las importaciones son ahora menos que las exportaciones, se necesitan menos divisas extranjeras (para importar) que divisas locales (para exportar). La demanda de divisas extranjeras cae, y entonces, cae el tipo de cambio real. ¿Cómo?


Si el mercado de divisas es libre, el tipo de cambio real cae a través de una caída en el tipo de cambio nominal. Si el Estado, por el contrario, quiere mantener fijo ese tipo de cambio nominal, debe vender los pesos que se demandan y comprar los dólares que no se demandan. Al hacer esto genera inflación, lo que eleva los precios de los bienes locales en relación a los bienes extranjeros, o lo que es igual, hace caer el tipo de cambio real, como ocurriría si el mercado fuera libre.




En definitiva, el tipo de cambio real más bajo hace más más barato importar y más caro exportar, por lo que las importaciones aumentan y las exportaciones disminuyen hasta igualarse. Por lo tanto, dado que a largo plazo exportaciones e importaciones se igualan (como se igualan demanda y oferta), una política proteccionista que supuestamente cuide los empleos por menor importación, perderá los empleos por menor exportación - una política que desincentiva las importaciones es una política que desincentiva también las exportaciones. Podría decirse en cierto modo que a largo plazo el proteccionismo no tiene impacto en el nivel de empleo, pero si en la riqueza: los habitantes del país son menos ricos por poder acceder a una menor cantidad y/o calidad de bienes - lo que incluye bienes de capital, reduciendo la productividad del trabajador al que se dice defender.


El proteccionismo entonces reduce (¡qué ironía!) los salarios reales en relación a una situación de intercambio libre.

Podemos hacer otro esfuerzo mental sobre el argumento proteccionista contrario, el que nos recuerda el desempleo que traería, supuestamente, la eliminación de las barreras proteccionistas.


2.

Supongamos que tenemos nuevamente igualdad de importaciones y exportaciones, esta vez con proteccionismo, y que de un día para el otro eliminamos todas las barreras proteccionistas. Los proteccionistas aseguran, entonces, que la parte del dinero dedicada artificialmente al mantenimiento de empleos nacionales dejará de existir, pues se utilizará para importar bienes, y esto hará aumentar el desempleo. Sin embargo, se olvidan de deducir qué pasará con las exportaciones.

Si partíamos de una igualdad de importaciones y exportaciones, las primeras crecen una vez eliminadas las barreras proteccionistas. Si las importaciones son mayores que las exportaciones, se necesitan más divisas extranjeras (para importar) que divisas locales. El exceso de demanda de divisas extranjeras hace que el tipo de cambio real aumente (la situación espejo a la que vimos arriba). Los bienes nacionales pasan a ser entonces más baratos para el resto del mundo, y los bienes extranjeros más caros para nosotros, lo que hace reducir las importaciones y aumentar las exportaciones hasta que se igualan.

El resultado: los puestos de trabajo perdidos por las importaciones se compensan con los puestos de trabajo ganados por las exportaciones. Podríamos decir, nuevamente, que la liberalización y eliminación de las barreras proteccionistas no tienen influencia en el nivel de empleo a largo plazo, pero sí sobre la riqueza: los ingresos reales de las personas son mayores por poder acceder a una mayor cantidad y calidad de bienes, y a una mayor apertura a las inversiones y acumulación de capital.


3.

Si bien los problemas del proteccionismo son claros, muchas personas lo siguen adopotando sin reflexionar. ¿Por qué? Es posible que el proteccionismo sea el ambiente ideal para reflejar todos los desastrosos sesgos sistemáticos que tiene la población cuando nos referimos a la política y la economía, en concreto, el sesgo anti-extranjero, el sesgo anti-mercado, el sesgo anti-ahorro de empleo, y el sesgo pesimista. Quizás por esta razón el economista estadounidense Bryan Caplan tome al proteccionismo como el paradigma de la teoría que el público sistemáticamente apoya a pesar de que haya un consenso generalizado de economistas en todo el espectro político y económico de que el proteccionismo es malo.

¿Por qué existen estos sesgos? Principalmente por los horribles incentivos de la democracia. Las probabilidades de que un voto individual altere el resultado de las elecciones es nula. Los problemas de esto son dos. En primer lugar, el costo de informarse para votar correctamente es alto. El resultado es lo que se conoce como la teoría de la ignorancia racional: los votantes tienen incentivos a votar desinformadamente o no votar, pues ¿para qué perder el tiempo en un proceso si mi voto no puede cambiar el resultado de la elección? En segundo lugar, el costo de abandonar la irracionalidad es alto. El resultado es lo que se conoce como la teoría de la irracionalidad racional: los votantes tienen incentivos a comportarse de manera epistémicamente irracional, es decir, a no «formar creencias de manera razonada y lógica, no aceptar las creencias bien soportadas por la evidencia, no evitar falacias lógicas, no evitar contradicciones, no revisar las creencias a la luz de la evidencia en contra de ellas, etc.». En efecto, todas estas acciones tienen un costo psicológico importante, ¿por qué abandonar las propias creencias si el beneficio por abandonarlas es nulo debido a que el voto individual no afecta el resultado de las elecciones?

Así, el problema mayor es la externalización de esas malas decisiones. El costo de votar desinformadamente y de votar irracionalmente es externalizado al resto de la sociedad a través del proceso democrático, y es causado por los mismos incentivos del proceso democrático. Esta parece ser la razón principal de por qué se sigue apoyando el mito proteccionista a pesar de cualquier argumento o evidencia empírica.

Lo que podemos hacer es presentar nuestro tercer escenario, en el cual los costos del proteccionismo son internalizados completamente, y comprobar la ridiculez sobre la que se sostiene el argumento desnudo. Este escenario sería un mundo donde el proteccionismo se amplía no solo entre países, sino entre los mismos ciudadanos. Un proteccionista bien podría plantear exactamente los mismos problemas que con tanta soltura enuncia cuando habla del ámbito internacional: acaso como no produzco mi propia ropa, sino que alguien la produce por mi y luego la compro, esa persona me está privando de trabajar y confeccionar mi propia vestimenta, por lo cual habría que prohibir tal intercambio para garantizar mi empleo tejiendo mi propia ropa. ¿Por qué ningún proteccionista lleva sus propias conclusiones a este natural resultado? Pues porque imaginarse externalizar los resultados de una propuesta a un país entero es una cosa, pero imaginarse internalizar los resultados de una propuesta para uno mismo es otra.


Está de más decir que en este mundo, donde todos están "protegidos", todos tendrían trabajo, pero no produciendo bienes con mucho valor agregado, sino produciendo bienes de primera necesidad para si mismos. Somos todos más pobres gracias al proteccionismo. Menuda "protección".


B) Lo ahorrado se destina a la cración de otros empleos.

Supongamos el siguiente escenario. Ud cobra 15.000 $ al mes, de los cuales, a modo de simplificación, utiliza todos para comprar productos argentinos. Ahora las importaciones se abren totalmente, de un día para el otro. Ud. cambia su comportamiento y ahora dedica 10.000$ a comprar productos argentinos pero 4.000$ a comprar productos importados. El salario nominal sigue siendo el mismo, pero el salario real aumenta.

Ahora bien, ¿qué ocurre con el empleo? Como vimos en la sección A), la importación y la exportación van de la mano, por lo que los empleos perdidos por importar productos equivalentes a 4.000$ se ganan por exportar productos equivalentes a 4.000$. ¿Y los otros 1.000$? Los otros 1.000$ pueden 1) dedicarse al consumo (creando empleo en el sector de bienes de consumo) 2) dedicarse al ahorro (creando empleo en los sectores de bienes de capital), o 3) dedicarse al atesoramiento (creando empleo en los sectores de bienes monetarios, y transfiriendo poder adquisitivo desde los que atesoran hacia los que no atesoran).

En definitiva, el nivel de empleo seguirá siendo el mismo a largo plazo, con la diferencia que aumentan los salarios reales.



Conclusión


Eliminar las barreras proteccionistas no tiene influencia sobre el desempleo a largo plazo. Los empleos que se destruyen por la mayor importación se generan, o con los recursos liberados gracias a los precios más bajos, o con la mayor exportación, y con dos cruciales diferencias: 1) los empleos destruidos no generaban el suficiente valor para los consumidores - es por eso que ellos estaban forzados a no poder importar los bienes alternativos - mientras que los empleos generados sí lo hacen, y por eso existen; 2) los empleos destruídos estaban a cargo del bolsillo del consumidor, mientras que los empleos generados están a cargo del bolsillo de los capitalistas, que son precisamente los que deben cumplir la función en el mercado de asumir el riesgo de las inversiones.

El proteccionismo sí tiene, por el contrario, efectos negativos sobre los ingresos, aumentando el precio de los bienes o disminuyendo la variedad y calidad de lo que puede adquirirse - o lo que es igual, el proteccionismo reduce los salarios reales en relación a los salarios de un mercado libre.

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